Un monarca que era además astrólogo leyó en las estrellas el día y la hora en que lo alcanzaría el infortunio.
Entonces, construyó una casa de roca y apostó varios guardias para custodiarla.
Un día, mientras estaba dentro, se dio cuenta de que aún podía ver la luz del sol. Encontró la hendija y la selló para evitar que la desgracia entrara. Al bloquear esta puerta se volvió prisionero por sus propias manos.
Y debido a esto el rey murió.
Cuento tradicional de la sabiduría Sufi
Muchos podemos adivinar el futuro. Podemos reconocerlo en cosas básicas como cuando decimos “¿para que voy a hacer esto si me va a salir mal?”.
Esto parece darnos mucho poder, mucho conocimiento (adivinar el futuro no está al alcanza de cualquiera) y a la vez nos deja impotentes (interesante paradoja).
La realidad es que más que poseer poderes extraordinarios para adivinar el futuro, lo que tenemos es la capacidad de hacer que lo que vaticinamos se cumpla. Aun así seguiremos creyendo que podemos adivinar lo que va a ocurrir y nos negaremos a ver que somos nosotros los únicos que hemos provocado nuestra desgracia.
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